Madre de Guadalupe

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domingo, 9 de noviembre de 2014

Que clase de Religión practicamos?

Mt 25, 1-13
Jesús  en el templo de Jerusalén con un látigo expulsa del recinto sagrado a los animales que se están vendiendo para ser sacrificados, vuelca las mesas de los cambistas y tira sus monedas.  Con un grito: "No conviertan en un mercado la casa de mi Padre".
Esto desencadenó su detención y rápida ejecución. Atacar el templo era atacar el corazón del pueblo judío: el centro de su vida religiosa, social y económica. El templo era intocable. Allí habitaba el Dios de Israel. Jesús, sin embargo, se siente un extraño en aquel lugar: aquel templo no es la casa de su Padre sino un mercado.
Con su gesto profético, Jesús está denunciando de raíz un sistema religioso, político y económico que se olvida de los últimos, los preferidos de Dios.
Dios no puede ser el encubridor de una religión en la que cada uno busca su propio interés. Jesús no puede ver allí esa "familia de Dios" que ha comenzado a formar con sus primeros discípulos y discípulas.
En aquel templo, nadie se acuerda de los campesinos pobres y desnutridos que ha dejado en las aldeas de Galilea. El Padre de los pobres no puede reinar desde este templo.
 La religión de los que siguen a Jesús ha de estar siempre al servicio del reino de Dios y su justicia.
revisemos si nuestras comunidades son un espacio donde todos nos podemos sentir en "la casa del Padre". Una comunidad acogedora donde a nadie se le cierran las puertas y donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde aprendemos a escuchar el sufrimiento de los más desvalidos y no solo nuestro propio interés.
No olvidemos que el cristianismo es una religión profética nacida del Espíritu de Jesús para abrir caminos al reino de Dios construyendo un mundo más humano y fraterno, encaminado así hacia su salvación definitiva en Dios.

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